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Educación

Saludos de nuevo a mis fieles lectores (que bien queda el autobombo jeje), tras este parón desmesurado de casi medio año vuelvo a las andadas de escribir en este blog mío. No hay mucho que explicar acerca del parón, porque ni fue premeditado ni nada parecido, simplemente un día por otro la casa sin barrer como se suele decir y el tiempo pasó y aquí estamos seis meses después. Y conste también que tampoco es que no tuviera cosas sobre las que escribir, pero volvemos a lo mismo, un día lo dejas para el siguiente y el siguiente para el otro y al final el día a día te va comiendo y vas dejando las cosas sin hacer. Y eso es todo, lamento no poder ofreceros el relato de una crisis existencial que me haya hecho plantearme un cambio radical en el blog o una lucha interna entre una dicotomía de personalidades que tuvieran ideas diferentes sobre donde dirigir los destinos del presente blog, pero no es el caso, la realidad, aunque muchas veces supera a la ficción, otras no le llega ni a la suela

QUINCE EME

Las plazas se han llenado de gente en pie de protesta en las últimas fechas. Ya era hora dicen unos, que los echen a patadas dicen otros, y entre medias un sinfín de interpretaciones, análisis, opiniones y como no, chorradas mayúsculas. La gente está harta, cansada, hasta las mismas narices de que las cosas funcionen como funcionan. Esa es la única verdad innegable de todo esto. A partir de ese punto, dependiendo del cristal como se mire así resulta la imagen que se muestra ante nuestros ojos. De todos modos es incuestionable que una gran parte del objeto de la protesta se centra en que la situación socioeconómica actual viene provocada por la actual clase política, que deja muchísimo que desear en el desempeño de sus cometidos. Y yo estoy absolutamente de acuerdo con eso. Pero nadie habla de la segunda parte del problema y que va estrecha e irremediablemente ligada a esta primera aseveración: los ciudadanos de a pié. Es incómodo decirlo (tal vez por eso casi todo el mundo lo pasa por

Siguen siendo los más grandes.

Que la envidia es uno de los deportes nacionales de este nuestro país no es nada nuevo. Seguro que superamos en número de licencias a cualquier otro que se nos quiera disputar la primacía mundial en la especialidad.Por ello no es de extrañar, sino todo lo contrario, era esperable, que los buitres patrios, en este momento en que coinciden malos resultados para dos de nuestros deportistas más insignes (Rafa Nadal y Pau Gasol), se lanzasen sobre ellos para darles duro y a la cabeza. Y no por esperado el espectáculo es menos lamentable. Los errores que a ellos se les critican como capitales al resto de deportistas de sus mismas especialidades se les pasan por alto o se les minimiza en importancia. Resulta que ahora Nadal está acabado, que no da más, que ya no es el mejor sobre tierra batida, que ya va a perder el número uno etc ... y todo esto porque ha perdido un partido en tierra el otro día, el primero en dos años, y porque ha perdido otras dos finales esta temporada contra el mismo riv

Reforzando el estómago: elecciones a la vista

Se acerca un periodo electoral. Las señales de alarma se encienden. Aún no está abierta la campaña, pero eso no importa, los políticos empiezan a asomar por doquier, como la punta amenazadora del iceberg que va a aflorar en cuanto se de el pistoletazo de salida. Y utilizo el verbo "amenazar" de forma consciente y totalmente intencionada, porque me resulta como tal el hecho de que vaya a tener que soportar de continuo, nada más encender la tv, o la radio, o abrir la prensa, a esa interminable lista de políticos lamentables que tenemos en este país. Y quiero remarcar que no todos son así, pero por desgracia una gran mayoría sí. Un sencillo ejemplo, este pasado domingo hojeando el periódico local me encuentro con un artículo donde se les hacen las mismas preguntas a tres candidatos a la alcaldía. Preguntas sencillas, pero ni así. Una de ellas les preguntaba si se les podía ver habitualmente por un centro comercial. ¿Adivináis sus respuestas? todos coincidían en que puede que alg

Adiós a un grande

Seguramente no se entere casi nadie. Seguramente no salga en ningún telediario. Seguramente mañana no haya ningún hueco en ninguna portada de los diarios deportivos para él.Ojalá me equivoque por cierto, pero la historia está a mi favor y en este país, todo deporte que no sea fútbol importa durante un par de horas como mucho, luego a la papelera del olvido más profundo e injusto. Por eso nunca acabaremos de dar el salto definitivo en cuanto a cultura deportiva que este país necesita, más allá de los últimos grandes éxitos obtenidos en muchas disciplinas diferentes. Porque sólo hay memoria para el fútbol y el deporte, por suerte, es mucho más que el fútbol. Por eso a algunos no se nos escapa que hoy es un día emotivo y especial porque se retira uno de los grandes del deporte español, aunque no salga en los medios tanto como otros. Alguien que tiene tres medallas olímpicas y que ha sido campeón del mundo ha de ser de los más grandes por méritos propios. Adiós Gervasio Deferr y gracias

Surrealista

Surrealista es lo más suave y educado que se me ocurre decir, respecto al estreno en el senado del nuevo sistema de traducción simultánea, para que sus señorías puedan hablar en la lengua que les venga gana y todos los demás se enteren de lo que se está diciendo. Y todo esto entre gente que conoce, domina y habla perfectamente una lengua común como es el castellano. La lengua es un vehículo de comunicación entre los individuos, el principal diría yo. Y a estas alturas de la película nos ponemos a usarla como todo lo contrario, como un obstáculo para la comunicación. Se supone que el senado y el congreso de la nación son sitios donde los representantes políticos elegidos por el pueblo van a discutir y elaborar las leyes por las que se ha de regir la sociedad de este país. Es decir, un sitio para buscar consensos, para llegar a acuerdos, para defender opiniones. ¿Y que mejor para discutir y dialogar que hacerlo sobre la base común de un idioma como el castellano que todos conocemos y dom