Un cuento de bancos

Los bancos están de moda, la crisis los ha puesto a desfilar día tras día en la pasarela de la actualidad y hasta en el rincón más recóndito de nuestro país, el menos informado de los mortales se sabe de memoria la dichosa frase "hay que inyectar liquidez a los bancos para que recuperen la confianza", que se traduce hablando en plata en que "papá" estado les dé una suculenta asignación de euros a los "nenes banco".
Y sin querer hacer demagogia barata voy a contar una pequeña historia de bancos, que nada tiene que ver con la crisis, pero que tal vez pueda añadir algún calificativo a los mismos, aparte de ese que acabamos recientemente de descubrir y que es "desconfiados".
Sucedió hace un tiempo, ni mucho ni poco, que el señor Ciudadano decidió dedicar una mañana a resolver unos urgentes asuntos bancarios. Así que ni corto ni perezoso se dirigió bien temprano a una entidad bancaria, con la primera misión de abonar el impuesto sobre bienes inmuebles que estaba a punto de vencer. Tras cerciorarse que la citada entidad era una de las que figuraban como entidades colaboradoras en el impreso para el pago que le había sido remitido, entró en la sucursal que encontró más cercana a su domicilio y se dirigió a la caja, donde lo recibió amablemente una empleada de mediana edad. El señor Ciudadano comunicó a la empleada que venía a abonar un impuesto que adeudaba, al tiempo que le entregó la carta de pago del impuesto. La empleada tras un rápido vistazo le informó que esos pagos debían hacerse a través de la cuenta bancaria y preguntó al señor Ciudadano si tenía cuenta bancaria en la entidad. Este, sorprendido le respondió que no tenía ninguna cuenta abierta en esa entidad, pero que no era necesario tenerla puesto que al ser una entidad colaboradora tal y como figuraba en la carta de pago, el pago podía hacerse por caja. La empleada rápidamente le contestó que tenía razón, pero que era norma de la entidad el que los pagos se efectuaran del 10 al 20 de cada mes (siendo el día de los hechos el 24). El señor Ciudadano comenzó a enfadarse, puesto que por una casualidad enorme (dado que no solía hacerlo) había leído la letra pequeña de la carta de pago, donde decía expresamente que la entidad colaboradora no podía imponer ninguna restricción al pago, siempre que este se efectuara en horas en las que la oficina de la entidad estuviera abierta al público. No obstante intentó no mostrar dicho enfado y en tono amable le comentó a la empleada la existencia de esa clausula en la carta de pago, y le entregó la carta para que ella misma lo comprobara. Una vez leída la clausula la empleada se dirigió al señor Ciudadano diciendo que esa clausula estaba muy bien pero que las normas de la entidad eran diferentes. Momento en que el señor Ciudadano no aguantó más y la interrumpió diciéndole con un tono algo más elevado del normal, que si la entidad firmaba un acuerdo de colaboración con unas determinadas normas, debía atenerse a las normas de ese acuerdo por encima de sus propias normas. La empleada se calló, tomó el documento y comenzó a teclear en su terminal al tiempo que decía que no era común hacerlo pero que por esta vez le iba a tramitar el pago aunque contraviniera las normas de la entidad. El señor Ciudadano abrió la boca para contestar pero en el último momento se mordió la lengua y prefirió dejar las cosas como estaban ya que finalmente el pago había podido ser efectuado.
Tras este "logro" el señor Ciudadano, con el ánimo más encrespado que al inicio de la mañana se dirigió a otra entidad bancaria diferente, su intención era la de hacer efectivo un cheque nominal que le había proporcionado su anterior empresa a modo de liquidación. Una vez llegó a la correspondiente sucursal, entró en ella y acudió a la ventanilla donde entregó el cheque al empleado de turno para que lo hiciera efectivo. Tras un vistazo, el empleado comprobó un número y le comentó al señor Ciudadano que para hacer efectivo el cheque debía de abonar la cantidad de 1.80 euros. La sorpresa del señor Ciudadano fue mayúscula, pero aún quedaba una sorpresa mayor, pues cuando inquirió al empleado los motivos de ese coste, este le comentó que el cheque había sido expedido por otra oficina de la entidad, y por eso había que abonar ese coste. El señor Ciudadano que no daba crédito a lo que estaba oyendo le comentó que dado que la empresa emisora tenía su sede central en Madrid, posiblemente ese cheque estaba expedido allí (cosa que confirmó el empleado del banco), y que entonces si no quería pagar ese importe, ¿qué debía hacer?, ¿acudir a la oficina de Madrid que emitió el cheque?. La respuesta del empleado no dejó lugar a dudas: "sí". El señor Ciudadano montó en cólera y pidió el cheque al empleado y le dijo que ya lo haría efectivo en otro momento. Salió de la entidad y llamó por teléfono a su antigua empresa comentando lo sucedido. Después de unos minutos de escuchar frases como: "eso es cosa de los bancos", "nunca nos había pasado", "no es cosa nuestra sino del banco", espetó a su interlocutora un lacónico "¿teniendo oficinas en media españa nunca os había pasado esto con ninguna liquidación? pues ahora ya sabéis lo que pasa para las próximas" y colgó el teléfono. Acto seguido entró de nuevo a la oficina bancaria para hacer efectivo el cheque y perder de su propio bolsillo el euro con ochenta céntimos que esos ladrones llamados banqueros roban a cada uno de los ciudadanos de a pie que tienen que hacer efectivos cheques en oficinas diferentes a la emisora (o sea el 99% de los casos).

NOTA: ante el comentario acerca de la existencia de entidades que no obligan a abonar una tasa por hacer efectivo un cheque de otra oficina (en este caso BBVA), quiero hacer público que la entidad que exigió dicha tasa que no es otra que Caja Madrid. (entidad con la que en su día un servidor también tuvo problemas porque dejaron de enviarme los extractos a mi domicilio, y a pesar de mis reiteradas peticiones de que reanudaran los envíos, hicieron oídos sordos)

Comentarios

  1. Mmmmmm igual no estaba de más que comentaras qué entidad bancaria era. Yo acabo de tener el mismo caso (cheque-liquidación expedido en Madrid) y pude cobrar en una oficina de Gijón sin ningún problema. En este caso se trataba del BBVA.

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  2. acabo de editar el artículo para comentar que la citada entidad es Caja Madrid

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  3. Chrali, esto pasa todos los días en todas las entidades. A veces la comisión es más cara que ir a la entidad en taxi.(si es de otro banco y de un importe elevado).
    Moraleja, a negociar las comisiones con tu banco, si es que tienes poder de negociación, claro.

    Pablo Rancaño.

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  4. Entonces ¿para que queremos entidades que tengan sucursales y oficinas en muchos sitios?, si nos van a cobrar por cada cosa que hagamos en diferente sucursal menuda gracia. Aparte que en este caso yo soy un mero espectador, es decir a mi me dan un cheque para hacer un pago de una cantidad que me deben, yo no tengo nada que ver con esa entidad, es a la empresa que me da el cheque a quien deberian cobrarle la comision !!

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