Esclavismo en el Siglo XXI

Periódicamente aparecen en diferentes medios de comunicación estudios de índole social sobre la evolución de nuestro país. De entre las conclusiones de esos estudios suelen aparecer frecuentemente cosas como que hay una tendencia de la sociedad actual española a la "vagancia", o visto de otro modo a la "exigencia" en cuanto a la hora de acceder a un puesto de trabajo. A menudo se tilda a la juventud (pues es sobre ella sobre la que versan la mayor parte de estos estudios), de acomodada, se dice que los jóvenes de hoy en día son más exigentes a la hora de aceptar puestos de trabajo, sobre todo en cuanto a las condiciones de remuneración de los mismos y a la relación de esta remuneración con las horas de trabajo a desempeñar y las condiciones generales del mismo. Vaya por delante que estoy en parte de acuerdo con estas afirmaciones, si bien discrepo totalmente en que se generalicen tantísimo. Creo que esta "acomodación" de los jóvenes surge porque hay un sustento familiar que les permite hacerlo, es decir, si no están trabajando, su subsistencia básica (vivienda y comida principalmente) está asegurada por sus progenitores. Evidentemente si no fuera así otro gallo cantaría y a buen seguro esos mismos jóvenes tendrían que aceptar esos puestos de trabajo que ahora desechan.
Lo que más me molesta de esto es que la cosa se queda ahí, estos sesudos sociólogos que efectúan esos estudios no siguen más allá, y creo que no lo hacen sencillamente porque no les interesa hacerlo, porque entonces parte de sus impresionantes argumentaciones sobre tendencias psicosociales, evoluciones y demás, quedarían en meras zarandajas si no inventadas si maquilladas convenientemente en favor del autor de las mismas. Si estos sesudos pensadores investigaran un poco más tal vez se darían de bruces con noticias como la que he leído este fin de semana en la prensa. Versaba acerca de la realidad de la pesca en Galicia y hablaba del crecimiento imparable del colectivo indonesio entre los marineros de los buques gallegos, gente trabajadora por demás y con muy poca conflictividad porque prácticamente no se quejan por nada. Se comentaba también que se estaba empezando a dar el caso de que muchos armadores exigían tener en sus barcos un determinado porcentaje de marineros indonesios, aunque de momento los puestos de responsabilidad los seguían teniendo marineros más experimentados y de la tierra. ¿Y saben ustedes donde está la clave del asunto?, es muy sencillo y no necesita explicación ninguna, el artículo era meridianamente claro al respecto, los marineros indonesios llegaban a cobrar hasta la tercera parte que cualquier marinero gallego, por hacer el mismo trabajo claro. Y aquí es donde yo quisiera ver a tanto sesudo sociólogo analizando la situación. Los trabajadores autóctonos que no están dispuestos a hacer ese trabajo por la tercera parte del salario habitual, ¿son unos vagos, acomodados, exigentes y caprichosos?. Va a ser que no. Va a ser que los que contratan a esa gente por esa miseria son unos explotadores (por no usar términos de otra época como "tratantes de esclavos", que a veces dudo si sería conveniente rescatar en muchos casos). ¿Donde está la línea que separa lo digno de lo indigno?, ¿el salario justo del injusto?, ¿el trabajo de la esclavitud?.
Y este mismo ejemplo se puede extrapolar a otras muchas áreas que no son la pesca, ¿que sucede si no en los invernaderos del sur de España?, ¿como está el gremio de la hostelería, donde cada vez más y más los que están detrás de la barra son inmigrantes? ¿cuanto les pagan por horas y horas de trabajo?
Y no digamos ya si nos ponemos a investigar a las grandes firmas comerciales y a hacer un mapa de donde tienen ubicados sus grandes centros de producción y sus grandes fábricas de productos. ¿A nadie le pillará de sorpresa que en un porcentaje altísimo estén en países del tercer mundo no?
Y así estamos, entrando casi en el 2009, con barcos que al partirse en dos no dejan un reguero de cadáveres de africanos en el fondo del mar, sino litros y litros de fuel contaminante, pero sigue habiendo desalmados  que se aprovechan del estado de necesidad de otros seres humanos para obtener un beneficio propio desmesurado. Actúan de otra forma, como corresponde a los tiempos, pero en el fondo siguen siendo simple y llanamente tratantes de esclavos.

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