El tren de la bruja

Jueves por la mañana. 
Como cada día, camino del trabajo, enciendo la radio. Escucho en directo al presidente del gobierno en el congreso de los diputados. Se va a abrir un debate sobre nuevas leyes para frenar, combatir, detener, disminuir ... la corrupción. Durante minutos escucho su palabrería hueca, rimbombante, aburrida, artificiosa. Se podría decir exactamente lo mismo con la cuarta parte de palabras, pero entonces no se camuflaría la flagrante falta de contenido de su discurso. 
Continúo escuchando. El señor presidente comenta los casos de corrupción que han aparecido dentro de su propio partido, gente en la que confiaba, explica,  y que ha resultado no ser lo que parecía. Dice que ya ha pedido perdón por ello. Nada más. ¿Ya está?. ¿Basta con pedir perdón?. Me dan ganas de ir donde el señor presidente y pegarle un balonazo en todos los morros, o dos, o tres ... y luego pedirle perdón. A ver si le bastaba con eso a él.
Aún no se ha enterado que la política no es una religión donde con pedir perdón y rezar cuatro oraciones te puedes ir de rositas. Bueno, no debería serlo al menos, la realidad a día de hoy, por desgracia es otra. Y por eso estamos como estamos. Y tenemos la basura de políticos que tenemos. Porque se lo consentimos.
Luego continúa con sus frases largas, vacías y aburridas de siempre. Meros ejercicios de prosa estilística para aparentar. 
Que van a elaborar medidas contra la corrupción dice. Yo me parto. Que no todos los políticos son corruptos o inmorales, que una mayoría no puede pagar el pato por cuatro impresentables, recalca. Y digo yo, si esa mayoría es tan honorable e intachable, ¿qué miedo tienen, por ejemplo, a que se sepan al dedillo con nombres y apellidos los viajes que los parlamentarios hacen a cargo de las arcas públicas y por motivos de trabajo? Que yo sepa hace unas semanas no tuvieron a bien aprobar esa transparencia para el parlamento. ¿Por qué motivo?. Si no tienen nada que ocultar pues no lo oculten señores, publíquenlo y que se muestre a los cuatro vientos que ustedes están limpios, y que obran con rectitud en el ejercicio de su cargo. Tal vez entonces logren recuperar algo del crédito que han perdido. Demuéstrennos que la mayoría de ustedes son honrados, porque de momento, es tal la cantidad de mierda que se está descubriendo, que nos vemos obligados a pensar que en realidad los que son honrados, honorables e intachables son cuatro gatos ... y no la mayoría.
Pero lo mejor está por venir.
En medio de su sosa e infumable palabrería el señor presidente se crece, parece molestarle que los ciudadanos tengan la percepción de que la mayoría de los políticos son corruptos, se indigna, y entonces viene la amenaza. La amenaza de que si se extiende la sospecha a la mayoría de la clase política entonces sólo quedará espacio para los "salvapatrias de escoba". 
Ahí queda eso. Tiene la corrupción metida en su partido hasta la médula. Su ministra de Sanidad ha dimitido el día anterior en parte por esos motivos, pero el gran peligro para España y para la democracia son los "salvapatrias de escoba". Ni un atisbo de autocrítica, ni un asomo siquiera de revisar el sistema, para evitar la corrupción sistémica, que sin lugar a dudas, es uno de los grandes males de este país. Nada. 
Estamos en la mierda más absoluta. Los índices de paro son insoportables. Las diferencias sociales cada vez más grandes e insalvables. La economía, por mucho que maquillen, sigue sin levantar cabeza. Pero el peligro son los de la escoba, Podemos, hablando en plata. 
El peligro no es para España señor presidente, es para usted y para su partido, y para el señor sonrisas jefe de una oposición deleznable que juega a su mismo juego. El peligro es que se les puede acabar el chollo a todos ustedes y por eso están tan nerviosos.
España era para ustedes una atracción de feria donde su tren daba vueltas y vueltas de la misma forma, y de repente ha aparecido una bruja que ustedes no controlan y trae un escobón que amenaza con barrerles a todos del tren. 
Sólo espero que el escobazo esté a la altura de lo que todos ustedes merecen, y los saque del tren para siempre. 
Sí, Podemos ... y ustedes lo saben ... y por eso tienen tanto miedo.

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