El secreto de los sanfermines

Escribo esto un poco a destiempo, soy consciente de ello, pero por motivos ajenos a mis intenciones no he podido hacerlo antes, para que coincidiera con las fechas de tan celebradas fiestas. Año tras año se nos bombardea a diestro y siniestro con los sanfermines, máxime desde que las cadenas de televisión han establecido la moda de retransmitir en directo los encierros. Con todo lujo de detalles, macabros y morbosos incluidos, con programas especiales, miles de cámaras, comentaristas, presentadores y demás parafernalia. Y sinceramente, a mi no me parece ni mal ni bien, es un espectáculo como otro cualquiera y como tal lo emite la televisión. Y tampoco voy a entrar en el viejo debate de si los encierros deberían prohibirse o no, opino que el que se mete a correr un encierro ya sabe lo que le puede pasar en el peor de los casos (como por desgracia hemos visto este año con un corredor fallecido), así que cada cual decida si jugarse la vida o no, y punto. Lo que si me hace cada vez más gracia son esas sesudas explicaciones que año tras año tenemos que aguantar sobre cual es el secreto del éxito de los sanfermines, que si la tradición, que si el renombre, que si los toros, que si los encierros, que si Hemingway , que si patatín que si patatán. Paparruchas. Secreto sólo hay uno y bien sencillo de ver para todo el que quiera, el resto son elucubraciones interesadas, filosofías baratas y sandeces sin más. El único secreto de los sanfermines para tener tanto éxito es que durante esos días de fiesta, Pamplona es una ciudad sin ley. Y con la expresión "sin ley" no me quiero referir a la falta de policía o a que se pueda delinquir de manera gratuita no, me refiero a que vale todo, a que la gente puede beber a cualquier hora, cantar a cualquier hora, comer a cualquier hora, y dormir en absolutamente cualquier sitio de la ciudad, parque, jardín, acera, portal, cajero o parking subterráneo. Nadie le va a decir nada. Todo está permitido. Y todo lo demás con que se quiera justificar el éxito de estas fiestas es una mera chorrada para distraer de esta razón fundamental. Así que, vivan los sanfermines y viva Pamplona que ha sido capaz de llevar esta fiesta hasta donde está ahora, pero basta de filosofía barata para analizar las razones de la grandeza de los sanfermines.

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