COVID Diario de una pandemia - DIA 10 LUNES 23 DE MARZO DE 2020

Llegamos a las dos cifras. Décimo día del diario. Hoy es laborable y cambia la rutina mañanera. Mejor. Así estamos todos ocupados con algo y el día no se acaba haciendo tan largo. Y de paso hago ejercicio. Me explico. Tengo montado mi lugar de trabajo en el ático, donde están los ordenadores de sobremesa y el portátil del trabajo. Los niños hacen sus tareas cada uno en la mesa de su habitación. Por lo tanto, cuando alguno tiene alguna duda, o necesita ayuda, llama, y yo bajo un piso de escaleras, les ayudo y vuelvo a subir. Esto como es fácil imaginar no es un hecho aislado, sino que a lo largo de la mañana me reclaman unas cuantas veces, si no es uno es otro, con lo cual el número de escaleras que subo y bajo no es para nada desdeñable. Perfecto para la forma física. 
Entre una cosa y otra leo alguna noticia de actualidad. El virus sigue a lo suyo, contagiando y llevándose gente por delante. Todo dentro de los parámetros esperados. Lo nuevo es que la vicepresidenta ha dado positivo. Pero ojo, que el tema estrella no es el positivo, sino que está en una clínica privada. Y a la jauría de todos los días le falta tiempo para poner el grito en el cielo diciendo que menudo ejemplo el irse a la privada cuando de boquilla defiende tanto la sanidad pública, que menuda caradura etc. Cuando se empieza a descubrir que está allí porque al ser funcionaria del estado como tal la mutua con la que tiene están (Muface), tiene un convenio con diversos centros privados además de los públicos para atender a los pacientes, entonces el argumento ya cambia, el problemón ahora es que al parecer cuando un funcionario del estado se da de alta en la mutua, puede elegir si un centro privado o uno público (entiendo que serán nombres de centros los que pueden elegir, no genéricos como privados o públicos, pero no lo se a ciencia cierta). Entonces esta señora sigue siendo una caradura y bla bla bla por no haber elegido un centro público en vez de uno privado.
Desconozco lo que ella eligió en su día. Desconozco el motivo de su elección, porque puede darse el caso que a la hora de elegir centro, de los disponibles el privado le quede a 300 metros de su casa y el público más cercano a 5 km. Desconozco si el protocolo de urgencia hace que esta persona pueda acudir a cualquier centro de la mutua aunque no sea al que está adscrito. Desconozco todo eso, pero creo que habría que saberlo antes de despotricar de esa manera contra alguien. Y de todos modos, hay algo que sí que conozco, y en primera persona. No creo que sea una persona muy sospechosa de estar a favor de privatizar cosas como la sanidad o la educación, sino todo lo contrario, pues bien, este año se me pudo ver en dos ocasiones en un centro sanitario privado. Los paparazzis me hubieran podido sacar una foto y montar una campaña de crítica furibunda en las redes sociales. Ya se que no procede porque yo soy un don nadie, pero es un ejemplo. En ambas ocasiones tuve que ir acompañando a mi hijo y a mi mujer por sendas lesiones deportivas. El motivo es que a mutua federativa nos envió a ese centro a pasar consulta. Que hipócrita soy ¿no? tendría que haber montado un pollo y removido Roma con Santiago para ir a un centro público en vez de a uno privado ¿no? Y en el supuesto caso que yo quisiera hacer toda esa gestión y lo consiguiera, llevaría su tiempo, lo cual no sería muy recomendable porque una lesión deportiva es importante el que el facultativo la vea al momento para poder evaluarla. Resumiendo, habría que tener un poco más de prudencia y conocer más a fondo las cosas antes de lanzarse a criticas desmesuradas y fuera de lugar. Menos cogérsela con papel de fumar por favor. 
Tras la comida, mientras recojo la cocina y tengo puestas las noticias los peques se bajan al garaje a jugar a los dardos y al tenis mesa (benditos reyes magos que justo este año tuvieron la ocurrencia de regalarles esa mesa de ping pong a los niños)
Después, mientras terminan sus partidas yo me siento a terminar mi jornada laboral, tras lo cual me permito un poco de relax hasta la hora de la cita diaria con los aplausos. Hoy salgo de nuevo a aplaudir, hasta nueva orden voy a seguir haciéndolo. 
Tras los aplausos y como novedad para combatir estas horas que son las peores del día para los ánimos, hemos decidido convertir el salón en un gimnasio, y nos ponemos los cuatro a hacer una tabla de ejercicios físicos básicos. Nos echamos unas buenas risas mientras los hacemos y a la vez trabajamos un poco el cuerpo que falta le hace.
Después de un poco de reposo toca cenar y la verdad que la experiencia ha resultado positiva, ademas de haber espantado el muermo con el ejercicio, ahora se nos ha abierto el apetito a todos y la cena transcurre muy agradable para todos. Mañana repetiremos los ejercicios a buen seguro.
Ahora, mientras escribo estas líneas, cada uno está a sus cosas, y en breve para la cama. Por hoy no voy a leer más noticias, ya mañana repasaré como están las cifras por el mundo, que me temo van a seguir disparadas y a aumentar una barbaridad en muchos lugares. Veremos como salen de esta los países menos preparados. No pinta nada bien. Para despedirme me acuerdo del título de una película que viene al pelo, buenas noche y ... buena suerte.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pidiendo explicaciones.

Fútbol femenino: ejemplo de lo que no se hace

Día internacional del orgullo LGTB