COVID Diario de una pandemia - DIA 11 MARTES 24 DE MARZO DE 2020

Sol radiante. Temperatura primaveral. Ayer en cambio hacía bastante frío. El tiempo también anda loco. Bueno, eso también es algo sabido, nos estamos cargando el planeta desde hace tiempo. A ver si después de este susto, en el que algo intenta acabar con nosotros, aprendemos, y cuando salga el virus se nos mete en el cuerpo un poco de miedo y atendemos también al cuidado del planeta, empezando por su clima. A ver si nos damos cuenta de que necesitamos el entorno en el que vivimos, porque si acabamos con él no tendremos donde vivir. Ojalá.
La mañana transcurre como todas, trabajando y resolviendo las dudas y ayudando a mis dos tele-estudiantes. Las noticias las miro por encima y no hay novedades sustanciales. Más de lo mismo. Eso sí, la propagación de bulos por las redes sociales crece exponencialmente. Hay uno que me resulta curioso, que dice que se va a anular el curso escolar. Madre mía, aunque el encierro se prolongue un mes o mes medio, eso es una octava parte del curso escolar, supongo que el retraso es asumible y recuperable en cursos venideros. Aparte que siempre se puede compensar alargando el curso de este año, incluso comenzando antes el que viene. Y digo esto no por quien haya lanzado el bulo, sino por la gente que se lo está tragando. Si se parasen a pensar un poco.
No llevamos ni dos semanas de cuarentena. Si al final esto se alarga un mes o mes y medio, ¿acaso luego va a desaparecer todo? Evidentemente esto tendrá consecuencias y económicamente habrá una crisis enorme, pero ya llegará y habrá que capearla. Y además, como esta situación es inédita, tampoco se puede saber como va a ser el después. Eso sí, visionarios nos sobran.
La tecnologia que tanto nos beneficia en muchas cosas, tiene también efectos colaterales perniciosos. Nos hemos acostumbrado a la inmediatez, a las respuestas rápidas, a obtener la información con un click de ratón. Nos hemos vuelto impacientes. El tiempo no se valora como antes, y una semana parados nos parece una eternidad. Es complicado, el mundo que conocemos está parado, estamos encerrados, y no sabemos como va a ser la reanudación de todo esto. Y como dicen aquí en galicia, "a cabeza non para" y pensamos y pensamos y pensamos y acabamos en lo peor.
La tarde sigue primaveral y aunque no se pueda disfrutar al menos es agradable ver entrar tanta luz por las ventanas. Hoy vamos a repetir la tabla de ejercicios, que nos divirtió mucho hacerla todos juntos, pero vamos a empezarla más temprano. Para cuando terminamos ya es la hora de los aplausos, la gente sale puntual como cada día y cada vez hay más que se suman al homenaje, hasta se ven ya vecinos de la urbanización de enfrente en las terrazas aplaudiendo. 
Tras aplaudir hoy los dos peques quieren jugar una partida a un juego de mesa, así que vamos a elegir uno un poco más largo y empezaremos la partida antes de cenar, para terminarla después. Hoy no quieren uno nuevo, sino uno de sus favoritos The Island , que como su nombre indica consiste en salvar la cantidad más alta posible de habitantes de una isla que se va destruyendo poco a poco por la erupción de un volcán. Para ello hay que ir subiendo a las barcas a los habitantes y hacer que lleguen navegando a las playas de las costas, otros no tendrán la suerte de encontrar una barca y tratarán de escapar nadando. Y todo ello, esquivando tiburones, ballenas y hasta serpientes marinas, y con el único auxilio para los nadadores de los simpáticos delfines. Les encanta jugarlo.
Tras terminar la partida después de cenar, como no es demasiado tarde, me piden jugar a otro que sea corto de duración y rápido de empezar. Elegimos uno de cartas, de coleccionar pájaros, Cubirds. Otro valor seguro, la mecánica es muy sencilla y enseguida la pillan los niños, y las partidas son muy entretenidas.
Terminamos de jugar justo a tiempo para dar las buenas noches a mamá que como madruga mucho es la que primero se va para la cama. Después se acuestan ellos y se ponen a leer un rato en la cama antes de apagar la luz.
Luego, antes de irme yo para la cama aprovecho para escribir y darme un paseo por las noticias de las redes sociales. Parece que el presidente británico ya opta por el confinamiento, aunque no del todo restrictivo. Va a ser que la teoría esa de dejar el virus campar a su libre albedrío no les ha acabado de convencer. Demasiado riesgo tal vez. El tiempo dirá si han tardado demasiado en recular y eso va a ser fatal para el número de muertos. Aquí ya hemos probado en nuestras carnes como funciona esto, al principio parece que hay algún caso, que no aparecen muchos, que tampoco es para tanto, y de repente llega la explosión. No hace ni tres semanas teníamos unos pocos casos, hoy vamos camino de los tres mil muertos, y veremos en que cifra se detiene este macabro recuento.
Mañana será otro día. Buenas noches.

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