COVID Diario de una pandemia - DIA 4 MARTES 17 DE MARZO DE 2020

Martes. Segundo día de la semana.Dentro de la atipicidad de la situación comenzamos a establecer una nueva rutina.Levantarse, ponerse al trabajo en el ordenador. Pequeña pausa para dar el desayuno a los niños cuando se levantan (tienen un horario límite para levantarse algo más benévolo que el habitual, pero llegada la hora, toque de corneta y arriba). Tras el desayuno ellos se conectan para hacer las tareas que les mandan desde el colegio y el instituto y yo sigo trabajando. En unos días esta rutina no nos parecerá extraña y será como si lleváramos meses con ella. La capacidad de adaptación del ser humano es increible. La mañana se va pasando así y cuando los niños acaban sus tareas se ponen a sus cosas mientras yo termino de trabajar. Es digno de ver también como ellos se hacen cargo de la situación a su manera. Acatan la nueva rutina y las nuevas normas (ordenar a diario la habitación, estar vestidos para la hora de comer ...) sin rechistar. No es como cuando están de vacaciones que siempre intentan saltarse algo, estirar el chicle ... Ahora saben que algo fuera de lo normal está pasando y ponen su granito de arena dando menos problemas de los ya de por sí pocos que habitualmente dan, esa es la verdad.
Las noticias dicen que hoy se van a anunciar las medidas económicas que el gobierno ha preparado para hacer frente a la crisis. Se aventura que se van a prorrogar los pagos de las hipotecas, de los impuestos, de todo tipo de cuotas y que se van a facilitar los ERTES. No se si serán suficientes, ni adecuadas, y no creo que nadie lo sepa. Y seguro que no faltarán las críticas. 
Tras la comida un poco más de trabajo para completar la jornada laboral y después algo de lectura y estar con los niños (exactamente corrigiendo un trabajo sobre los animales vertebrados entre otras cosas). Una vez finalizado el trabajo un poco más de noticias en medios de comunicación y redes sociales. Francia, Bélgica, Alemania, Dinamarca, en todos lados se están tomando medidas similares a las nuestras y a las italianas. Tal vez no estén tan mal. O sí y la cagada mundial va a ser histórica. A ver que resulta. Si esto llega con la misma fuerza y de repente a Sudamérica, a Africa, puede ser tremenda la hecatombe. Y me da que va a ser difícil evitarlo.
Aplausos. Es la hora de salir a la ventana.Ya es una costumbre y son los pocos minutos al día de ver a los vecinos aunque sea a distancia. Eso me hace reflexionar. Vivimos en una urbanización de chalets adosados. Los niños suelen estar jugando por la calle unos con otros, el poco tráfico que hay es el de los propios vecinos ya que es una calle de servicio exclusivo para nosotros, no tiene salida. Y hay un montón de niños entre todos los chalets. Y no se ve un alma. Desde que empezó esta historia no hay nadie por la calle, los niños en casa y todo lo más alguien sacando al perro. Y mira que aquí es un sitio apartado, no se va a juntar mucha gente y puestos a pensar a las malas, hasta es complicado que te pillen reventando la cuarentena, porque el coche patrulla solamente pasa por aquí de cuando en cuando. Pero aún así la calle permanece vacía día tras día. La gente en casa respetando la cuarentena impuesta. Y me acuerdo de esos gilipollas que tienen que ser multados a diario por saltarse las normas Son siempre la noticia, los que acaparan los titulares, pero por fortuna no son más que una minoría, demasiado grande tal vez para lo que quisiéramos, pero minoría al fin y al cabo. Y por eso vamos a salir de esta, porque la mayoría sí que respeta las normas.
Tras la cena en familia y un repaso rápido a las últimas noticias, que no aportan nada nuevo a lo ya sabido, toca partida a un juego de mesa con la peque de la casa (diez años tiene ya). Hoy me pide el Battleline, un juego que le enseñé en estos días y que quiere volver a repetir. Mientras preparamos la partida su madre se despide, que mañana madruga mucho para ir a trabajar (ella sigue teniendo que ir). El otro peque de la casa anda en la play , estará jugando al Fornite o al FIFA20. Tras un par de partidas muy divertidas y con una victoria para cada uno recogemos y se van para la cama, que ya son horas. A mí aún me queda terminar de recoger y escribir el diario, después a dormir, que creo que un día más me lo he ganado.

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