COVID Diario de una pandemia - DIA 9 DOMINGO 22 DE MARZO DE 2020

Amanece gris el domingo. Tampoco en eso se quiere diferenciar del resto de días de esta semana. La mañana transcurre lenta en casa. Tampoco hay prisa para hacer las cosas, pero por otro lado tampoco conviene abandonarse y perder los horarios. Es complicado y supongo que conforme pasen los días de encierro la cosa irá a peor.
Las primeras noticias de la mañana no son muy alentadoras. La curva sigue en ascenso, más contagios, más muertes, lo normal, lo esperado, pero no por ello menos jodido. Aún no es el momento en que se espera que descienda. Vamos a acabar siendo expertos en gráficas. Lo peor es que parece que el confinamiento se va a alargar dos semanas más. A mediodía posiblemente lo anunciarán. Tampoco pilla muy de sorpresa, la verdad, pero se va a hacer duro.
Me toca ir a por el pan, salgo de casa ese pequeño rato, y como dice la panadera, ahora la gente viene sin ninguna prisa, y si tienen que esperar un poco a que salga una empanada o algo, lo agradecen. El mundo al revés.
Hoy comemos en la mesa de jardín, así nos saltamos la rutina que nos viene muy bien. En medio de la comida se hace oficial la noticia de que se va a solicitar al congreso que alargue dos semanas más el confinamiento. Y el congreso lo refrendará, sería una locura pensar lo contrario.
Tal vez se debiera ir ya a lo máximo y cerrar todo lo que no sea esencial. Eso me ronda la cabeza. Luego hablando con amigos por whatsapp uno me da razones que me hacen ver que no es tan sencillo, ni tan recomendable. Más tarde en una comparecencia, Fernando Simón también comenta lo mismo y hace una comparación muy interesante con China. Allí se cerró primero el foco principal que era una ciudad (enorme, de 11 millones de habitantes) y luego se cerró toda la provincia (una nadería de población, 60 millones de personas), pero el resto del país siguió funcionando con normalidad, con lo cual , el mantenimiento de todos los servicios y el aprovisionamiento de esa provincia estaba asegurado por el resto de provincias del país. Extrapolando eso a España, si cerramos todo, no hay quien nos mantenga a nosotros. Por eso no es tan sencilla la opción de cerrarlo todo menos lo ultra básico.
Es interesante tratar de ver las cosas sin contaminarse de colores políticos. En estos días en que todo se polariza y hay ataques enormes contra el gobierno, y defensas a ultranza del gobierno. Seguro que todos tienen razón en muchas cosas, tanto los detractores como los defensores, pero hará falta un poco más de perspectiva para ver las cosas en su debida dimensión. 
La historia es lo único que no se puede cambiar, eso que nadie lo olvide, y la historia dirá si la gestión que se está haciendo ahora es nefasta, normal, o modélica. En caliente es difícil ser ecuánime. Lo que si nos dice la historia es que hace diez o quince años hubiéramos estado mucho mejor preparados para resistir a una pandemia como la que hoy nos azota, porque teníamos más camas de hospital y más sanitarios que hoy. En todo este tiempo los recortes a la sanidad pública han sido una constante en detrimento de la sanidad privada. Eso es un hecho incuestionable, y no hay que olvidarlo tampoco. Porque los que más gritan y critican hoy en día son los que hicieron esos recortes, y obvian siempre esa parte en su discurso, porque quieren que olvidemos esa vertiente. Y yo no estoy dispuesto.
Por la tarde vamos a movernos un poco, toca sesión en el garaje, un poco de tenis de mesa y unas partidas a los dardos. Somos unos privilegiados. Cierto. Tenemos la opción de poder hacer esas cosas en casa durante la cuarentena. Pero es como todo, siempre hay quien está mejor y quien está peor que uno. Y no solemos dar importancia a lo que tenemos y en cambio envidiamos lo que no tenemos. 
Se pasa la tarde y llegan las 20h. Salimos a aplaudir. Digo salimos porque hoy también salgo yo, por primera vez. Es un gesto nada más, pero es lo que podemos hacer, además de quedarnos en casa. Y ese gesto por lo que se lee en los medios, llega a su destino, los sanitarios, que se sienten reforzados y arropados. Les ayuda. Pues sigamos con ello.
Tras la ceremonia de los aplausos llegan las peores horas del día, el humor está en su momento más bajo, las horas de encierro es cuando más pesan en el ánimo.
Tras la cena un poco de noticias antes de irme a la cama. Escucho a Fernando Simón disculparse por haberse hecho el test del virus, como bien dice, en una situación excepcional las personas que están al mando tienen que tener prioridad a la hora de chequear su estado de salud para que puedan seguir dirigiendo las actuaciones. Da igual cuantas veces se explique, el que no quiere entenderlo no lo va a hacer. En USA entenderían perfectamente que su presidente tuviera prioridad a la hora de hacerse la prueba, y en otros muchos países. Aquí no, aquí los patriotas estos de verbena ponen el grito en el cielo pidiendo que todos seamos iguales, que no tiene que haber privilegios para nadie. Lástima que no razonen igual cuando apoyan a la educación privada en detrimento de la pública, o lo mismo con la sanidad, o con tantísimos ejemplos que pueden ponerse.
En fin, esto es lo que hay y lo que tenemos en este país. Mañana más.

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