COVIDiario del Domingo 29 de Marzo. De críticas y de educación (Día 16)

El domingo comienza con la resaca de las nuevas medidas que endurecen el confinamiento y reducen la actividad laboral a lo clasificado como esencial. Siguen las incertidumbres. Hay que ver como se aclara lo que es esencial y lo que no. Pero bueno hace dos semanas cuando se inició la cuarentena también era un territorio desconocido. 
Las críticas no se han hecho esperar. Cada cual está en su derecho de criticar y hay que respetarlo. Pero los que antes criticaban al gobierno por tomar medidas tarde y por no ser drástico en las decisiones, ahora son los que enarbolan la bandera de que este cierre casi total va a ser un desastre que va a dejar la economía hecha unos zorros. Hombre, un poquito de coherencia habría que pedir. Pero bueno, es lo esperado de los que hacen críticas como un fin en sí mismo. Da igual las medidas que se tomen, como se tomen y cuando se tomen, siempre serán insuficientes, o excesivas, llegarán pronto o tarde y se adoptarán siempre de mala manera. Porque lo único que buscan es criticar para sacar rédito político. Así de inmoral.
Sigo pensando que en el fondo todo esto ha de producir, cuando se termine, un cambio profundo en muchas cosas y un punto de inflexión. No hace falta que sea un cambio radical de ponerlo todo patas arriba, pero nuestras escalas de valores deberían de sufrir un buen lavado de cara. ¿De qué nos sirve tener un estado del bienestar con unos cimientos tan frágiles que se tambalean en apenas unos días en una situación como esta?. La raza dominante, esos arrogantes que tienen la supremacía sobre el resto de especies del planeta y que incluso están a un paso de poder moverse a colonizar otros planetas del universo, rendidos a los pies de un enemigo invisible. Y suerte que en este primer aviso ese enemigo no es de los más agresivos y mortíferos.
El día trae poco reseñable. Todo el día en casa de relax, sin ir a ningún sitio, sin salir a nada, disfrutando del hogar. Sonaría bien si no fuera algo obligado ¿verdad?
Hablando de relax, hoy he vuelto a ponerme a los pinceles con las miniaturas, tal vez por eso estoy tan filosófico al escribir, pintar relaja, y el relax abre la mente y el pensamiento. He de constatar que no soy especialmente manitas para nada (bueno, especialmente es muy generoso, no soy manitas y punto). Por lo tanto lo de pintar esas figuritas tan pequeñas, y con estos dedos grandes, digamos que lo hago regular, que sigo aprendiendo. Pero lo hago porque aparte de que me encanta (y no puedo dar una razón objetiva para ello), es algo que desde siempre me ha relajado un montón. Pongo algo de música de fondo, y el mundo se desvanece y se transforma en una sucesión de pinceles, colores, brazos, piernas y vestimentas de las miniaturas. Nada más. El resto deja de existir en ese intervalo de tiempo. Un descanso regenerador para el cerebro.
Por la tarde noche leo un artículo de alguien que opina ya que el curso debe de ser suspendido.Y que los niños deben pasar de curso y todos aprobados incluso los universitarios. Porque después de esta situación de estrés y tan anormal, como se les va a pedir que retomen los estudios y que se examinen.
Hombre, creo que es un poco pronto para entrar en estas cosas, habrá que ver que se hace cuando termine la cuarentena. No es lo mismo que termine dentro de 10 días a que termine dentro de 50. Porque además con la semana santa por medio, que nadie se olvide que esa semana ya era no lectiva, así que no se puede contar como perdida. En fin, supongo que este señor será sino perteneciente al menos simpatizante de ese club de sociólogos, psicólogos y demás ólogos de todo tipo, gracias a cuyas recomendaciones tenemos hoy el sistema educativo que tenemos, una máquina de generar mediocridad. Estos señores son los que preconizan el que no se pueda echar a la gente del aula aunque estén reventando la clase, que no se les pueda enviar una semana para casa como castigo, que no se pueda repetir curso más de dos veces en primaria por ejemplo, aunque no se llegue ni al mínimo requerido de conocimientos, y un largo etc de cosas que hacen que incluso los profesores se vean totalmente coartados para poder ejercer en el aula la autoridad que debieran tener (culpa de lo cual la tenemos en gran medida los padres, dicho sea de paso, aunque este es otro tema). Y todo ello aderezado con un alarmante bajón del nivel de conocimientos que curso a curso se requiere a los alumnos. La vida es dura a veces, cruel a veces, difícil a veces, y hay que saber enfrentarse a ella en esos momentos, y eso hay que enseñarlo desde pequeños, y cuanto más proteccionismo se ejerza con los niños, peor resultado final se va a obtener. Esto no está para nada reñido con el hecho de que haya que ayudar a quien lo requiera, que haya que desestigmatizar a quien sea diferente o no llegue al nivel requerido, que haya que apoyarlos y buscar la forma de que se adapten de la forma que se pueda al sistema y la sociedad. Pero todo eso no puede enfocarse desde el punto de vista de bajar el nivel académico estrepitosamente para que los últimos no se queden atrás. Porque al final lo que se consigue es desanimar al resto.
Entre las bofetadas y los golpes con las varas de madera que yo aún viví en el colegio, y el vale todo que está hoy instaurado, hay un punto medio que creo que es hacia el que debemos tender. No se trata de ser animales que dejan a la selección natural hacer su trabajo y a los que no llegan a un mínimo se les olvida, se les señala, se les aparta y se les deja de lado. Pero tampoco de poner una barrera protectora indefinida alrededor de todos para que no sufran, porque eso los hace más débiles y al final es peor el remedio que  la enfermedad.
En fin, la cuarentena tiene estas cosas, que me voy por los cerros de úbeda con lo que escribo. Así que me vuelvo de dichos cerros y me retiro a descansar. Buenas noches.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pidiendo explicaciones.

Fútbol femenino: ejemplo de lo que no se hace

Día internacional del orgullo LGTB