Sobre el poder y la decencia. COVIDiario del Viernes 17 de Abril (día 35)

Terminamos la semana y continúan las buenas perspectivas a tenor de los datos diarios de muertes, contagios y demás. Leer estas noticias es una píldora de vitaminas para el ánimo, que buena falta le hacen.
Hoy continúa el revuelo por la contabilidad de los muertos, porque al parecer algunas CCAA han incluido en sus cifras contabilizaciones que no habían incluido hasta ahora. Es un tema que me cansa profundamente. Todos sabemos que hay más muertos por el virus de los que salen en las cifras, Aquí y en la conchinchina. Porque a muchos que  mueren no se les hace una prueba para ver si dan positivo, porque las pruebas escasean y hay muchos vivos a los que hacérselas, entre otras razones. Entonces ¿a qué viene tanto revuelo?. Es sencillo. Política. Hace unos días lo más importante del mundo mundial era la compra de mascarillas y a quién se compraban y como y cuando. Hoy no se habla de eso. Hoy solo importa el número de muertos y la forma de contarlos. Y dentro de unos días será otra cosa. Y todo porque lo para lo único que sirven estas polémicas es para usarlas como arma arrojadiza contra el gobierno o el partido de turno, para sacar rédito político. Para hacer acusaciones demagógicas y echar las cifras de muertos en el haber de la culpabilidad de quien manda. Los muertos les importan una mierda. Las mascarillas les importan una mierda. Lo único que quieren es el poder. Me parece lícito que en el juego político se utilicen toda clase de argumentos, razonamientos, discursos, oratoria, etc. Es lo suyo. Me parece bien que cada cual arrime el ascua a su sardina y pinte de color rosa las cosas que le convienen y las que no las deje apartadas. Pero hay unos límites que la decencia moral de una persona no debería traspasar. Estamos en una situación única, límite y desconocida, como tantas veces hemos dicho ya. Una situación que nos afecta a todos, y para la que nadie en el planeta estaba preparado. Unos la han capeado mejor, otros peor, pero no será hasta dentro de unos años, cuando se tengan todos los datos y se puedan analizar con calma y distancia, que se sepan realmente las causas por las que en unos sitios la pandemia se ha cebado más que otros y por tanto se puedan establecer ciertas responsabilidades de conductas no apropiadas, si es que se pueden establecer. Porque hay cosas que son inevitables también y eso muchos parecen no querer asumirlo. Si se produce una erupción volcánica en una isla del océano, probablemente habrá un tsunami posterior, y se podrá estar mejor o peor preparado en tierra para que los daños sean los menos posibles, pero el tsunami es inevitable. Por eso pretender culpar a alguien de ese tsunami es una indecencia. Por eso, a día de hoy, a mí me parece indecente querer cargar las cifras de miles de muertos en las mochilas de los gobernantes de la mayoría de los países del mundo. 
La siguiente noticia llamativa del día es la encuesta del CIS con la ya famosa pregunta acerca del control de los medios de comunicación para evitar la propagación de bulos e informaciones falsas.
Está claro que hay un tonto suelto, solamente falta por averiguar si el tonto está en la parte del gobierno y le ha dicho al CIS que haga una pregunta de este estilo, o está en el CIS y por su cuenta y riesgo ha considerado oportuno incluir esta cuestión en el último barómetro. Porque de lo que no hay duda es que esta pregunta sobra, y que para lo único que sirve es para agitar más la ya de por sí agitada política nacional, y para darles un argumento más a quienes están ávidos de carnaza para sobredimensionar todo y hablar poco menos que de cataclismos cósmicos.
Lo dicho, hay un tonto suelto y lo peor de todo es que nunca sabremos donde está, porque nadie va a salir a decírnoslo. Error número dos. Si alguien la ha cagado, se dice, se actúa en consecuencia y punto. Pero en este país estamos aún muy lejos de eso, por desgracia.
Buenas noches.

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